lunes, 30 de junio de 2008

Toledo en tiempos de crisis

Ahora que parece que tenemos que apretarnos el cinturón por la crisis que ha comenzado es buen momento de recordar cómo se vivieron episodios similares en Toledo.
En primer lugar se puede decir que Toledo se tiró varios siglos en crisis, más o menos desde la pérdida de la capitalidad española con Felipe II hasta aproximadamente mediados del siglo XX con breves periodos entre esos 350 años si no de bonanza, al menos de cierta reactivación aunque siempre dentro de una línea general de recesión.
La era fotográfica llegó a Toledo en un momento de enorme depresión, pues en 1852 (fecha de la primera fotografía tomada en Toledo) la ciudad era poco menos que una sombra de lo que fue. Despoblada, arruinada, decaída, ruinosa, triste, insalubre, expoliada...todos los epítetos se quedan cortos para describir el Toledo que esos primeros fotógrafos vieron y que concuerda con las descripciones que pocos años antes románticos como Bécquer hicieran de la ciudad castellana.
Digamos que el final del siglo XIX y el principio del XX fue el final de la cuesta abajo de Toledo, que recibió la puntilla con la Guerra Civil. Y eso que Toledo podía darse por satisfecha en comparación con otras muchas ciudades puesto que la creación de la Academia de Infantería y el hecho de conservar la Sede Primada de España de la Iglesia Católica le hizo conservar no pocos puestos de trabajo ligados a ambos ámbitos. Asusta pensar en la pérdida de patrimonio que se sucedió en Toledo en esos siglos, con guerras e invasiones frecuentes, de entre las que destaca la extremadamente dañina invasión francesa de Napoleón. No se deben tampoco olvidar las famosas desamortizaciones como la de Mendizábal, que fueron un elemento de pérdida patrimonial en España casi sin precedentes. Si a ello se le añade un fuerte desapego por el valor de los monumentos y la extrema pobreza reinante podemos explicar cómo multitud de edificios antaño de abolengo terminaron convertidos en apriscos, pajares, almacenes o escombreras.
Como único ejemplo de monumento echado a perder os muestro el caso del Palacio del Rey Pedro I el Cruel, junto a Santa Isabel, que a finales del siglo XIX presentaba este desolador aspecto.
Antiguo Palacio del Rey Don Pedro I El Cruel, Toledo. Foto Casiano Alguacil.
Antiguo Palacio del Rey Don Pedro I El Cruel, Toledo. Foto Casiano Alguacil.
Palacio del Rey Don Pedro I El Cruel
Plaza  de Sta  Isabel con el Palacio del Rey Don Pedro I el Cruel
Palacio del Rey Don  Pedro I el Cruel, Toledo.

Otros espacios públicos de la ciudad presentaban un aspecto de extrema pobreza, con gran ausencia de higiene y con calles totalmente carentes de pavimento (esto es algo que no finalizó en muchas calles del centro histórico hasta los años 60 y 70 del siglo XX). En esta foto podéis ver cómo era la Plaza de la Retama.
Plaza de la Retama, Toledo. Foto Casiano Alguacil.

En aquellos años se extendió la mendicidad pese a existir bandos municipales que la castigaban.
Mendigo en Toledo. Foto Casiano Alguacil.
Mendigo, Toledo.
Mendigo en la Iglesia de San Nicolás, Toledo. Foto Casiano Alguacil

Y como colofón a esos años previos a la Guerra Civil (otro día os hablaré de los años inmediatamente anteriores al conflicto en Toledo) os ofrezco estos documentos gráficos de la enorme crisis de 1932, con revueltas por el pan en Zocodover que tuvieron que ser controladas por la fuerza y la Hulega General de ese mismo año que costó la vida a varias personas en nuestra ciudad.
Foto Rodriguez. Policía controlando revueltas por el pan en enero de 1932
TOLEDO-Los Graves sucesos ocurridos-Interior Periodico de 1932 -Vell i Bell
TOLEDO 1932 HUELGA HOJA REVISTA
Nota: Mil gracias a Armando por los documentos aportados.

martes, 24 de junio de 2008

Vida cotidiana (afortunadamente) olvidada

Hace unos días ví con cierto estupor un documental en La 2 que trataba sobre oficios olvidados. En particular me dejó perplejo el enfoque que se daba al antiguo oficio de carboneros, labor durísima en todo su proceso, desde la recogida de la madera hasta la obtención del producto final. El autor del documental, en una actitud sólo explicable desde esa nostalgia urbanita hacia todo lo que suene a sostenible y que está desgraciadamente tan de moda, parecía encantado con la idea de volver a ver algún día mucha gente penando tan sosteniblemente en lugar de alegrarse porque aquel pobre hombre fuese ya el último en vivir así de mal. Reconozco que llevo muy mal a ese tipo de personas que opinan desde la barrera de su cómoda vida en la ciudad que "nuestros abuelos eran mucho más felices y su vida era mucho más sana". Debe ser porque nunca se han puesto a trabajar de ese modo, o porque jamás se han parado detenidamente a mirar fotografías antiguas con sus rostros quemados por el frío y el sol. O tal vez no saben que su esperanza de vida era 30 o 40 años inferior a la actual, eso en el caso de que no murieran siendo niños.

En el caso particular de Toledo, hasta hace no demasiado tiempo, existían oficios durísimos hoy felizmente olvidados. Uno de ellos era el de aguador o azacán, cuya labor consistía en acarrear agua desde el río hasta lo alto de la ciudad para abastecer a la población. La escasez de manantiales naturales en el promontorio rocoso donde se asienta la ciudad y el suministro garantizado (¡que tiempos!) de un agua medianamente potable desde el Tajo (tampoco creo que fuese Perrier o Solán de Cabras) hacía posible su labor, que era efectuada mediante cántaros transportados por burros o bueyes.
Aguador en el Tajo
Acarreando agua en el Tajo
Aguador en el Valle
Aguadores en el Cobertizo de San Miguel hacia 1925
Azacán en Toledo. Foto atribuida a Casiano Alguacil
Calle de  Santa Isabel hacia 1925
Azacanes en Toledo. The Hispanic Society of America. Foto Abelardo Linares. 1911-20
Fuente de Cabrahigos
Plaza de San Nicolás
Niño aguador en Toledo. Foto Casiano Alguacil.
Azacanes en la Calle del Angel, Toledo. Foto Casiano Alguacil
Azacán en San Ginés, Toledo. Foto Casiano Alguacil.

Ya en la ciudad, solían ser las mujeres las encargadas de ir a buscar al azacán para comprarle la acuosa mercancía.
Mujeres con cántaros en Santo Tomé. The Hispanic Society of America. Foto Arthur Byne, 1917.
Mujer con cántaro. The Hispanic Society of America. Foto Kurt Hielscher, 1914-19
Cantareras frente a la Cava. The Hispanic Society of America. Foto Jean Laurent, 1858-74
Mujer con cántaro
Plaza de San Nicolás
Callejón de los Niños Hermosos, Toledo. Foto Casiano Alguacil.

Otro trabajo estupendo por la otra punta era el de boyero, consistente en pasar la vida junto a estos animales que daban todo lo que tenían (fuerza, carne, leche, calor...) a sus sostenibles dueños.
Almuerzo de los carreteros. The Hispanic Society of America. Foto Jean Laurent, 1858-74
Boyero en Toledo. Cantareras frente a la Cava. The Hispanic Society of America. Foto Jean Laurent, 1874-92
Boyero-carbonero en Toledo hacia 1860. Foto Jean Laurent
Bueyes en San Martín. The Hispanic Society of America. Foto Jean Laurent, 1874-92
Cuesta de Doce Cantos, Toledo.

Pero para trabajo duro hace unas décadas estaba el de labriego. Hiciera frío o calor, sus jornadas eran de sol a sol y su piel terminaba por curtirse casi como la de los mongoles o tibetanos a fuerza de recibir vientos gélidos y chicharreras estivales.
Labriegos toledanos. The Hispanic Society of America. Foto Jean Laurent, 1874-92
labriegos en la Vega del Tajo
Campesino descansando en Toledo hacia 1860. Foto Jean Laurent
Noria en Toledo hacia 1860. Foto Jean Laurent

Otro al que no se le podía denominar como aburguesado era al pastor, condenado a dormir en toda época en el campo, o con suerte, en un chozo de construcción propia.
Pastor en Chozo. The Hispanic Society of America. Foto Anna M. Christian, 1915.
Pastores en Toledo
Ganado en Toledo
Ganado en Santa Teresa
Ganado en el actual Barrio de Santa Teresa

Y qué deciros de los porqueros, de acá para allá todo el día con su olorosa compañía, como en esta estampa tomada junto a la Puerta de Bisagra.
Cerdos en Bisagra. The Hispanic Society of America. Foto Anna M. Christian, 1915

Otra labor dura era la de los arrieros, siempre caminando con mercancía de pueblo en pueblo y de ciudad en ciudad.
Arriero en las cercanías de La Venta del Alma, Toledo.
Actual calle Marqués de Mendigorría
Carro junto a San Juan de Los Reyes
Arrrabal. The Hispanic Society of America. Foto Arnold Genthe, 1904.
Carro junto a la Muralla, Toledo.
En burro sobre el Puente de Alcántara
Carro en las cuatro calles
Toledo, España.
bisagra
Carros en San Juan de Los Reyes. Foto Petit 1907
Puerta de Bisagra, Toledo.
San Martin
Puente de Alcántara
Plaza de la Magdalena

Esas mercancías se solían vender a menudo en el "martes" de Zocodover o años más tarde en El Carmen.
el Martes en Zocodover
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Mercado en Zocodover
'John

A mediados de siglo, con la llegada del hielo y los transportes por carretera se pudo empezar a comer pescado de mar "fresco" en Toledo.
John Fyfe. Pescadería en Toledo, 1967
'

Más adelante cuando se creó el mercado el punto de venta cambió.
John Fyfe, Plaza Mayor. Toledo.
Melonera en Toledo

También suministraban a cacharrerías y tiendas de venta al por menor muy curiosas.
John Fyfe. Cacharrería.

Con la alegría de saber que hoy en Toledo ya nadie vive así de duramente, quiero dedicar esta entrada a todos nuestros antepasados que pasaron estas penurias y que, si levantaran la cabeza, le dirían cuatro cosas a los que hoy día añoran esos días.
Y como anexo final aquí tenéis dos vídeos impresionantes de 1925 rescatados por el ayuntamiento en los que se puede ver en acción a los últimos representantes de algunos de estos oficios en Toledo dentro de documentales turísticos franceses.

© TOLEDO OLVIDADO
Maira Gall